Seventeenth Sunday in Ordinary Time - July 30, 2006 - Spanish Homilies

Homilies Alive

capline.gif (352 bytes)

Spanish Homilies

Decimoséptimo Domingo del Tiempo Ordinario)
July 30, 2006

Homily Code: ST-93

En la primera lectura y en el Evangelio, escuchamos de dos acontecimientos en donde una multitud fue alimentada con tan sólo unos cuantos panes y algunos pescados.  El visitante Eliseo tenía dos piezas de pan para cien personas.  En el Evangelio, cinco mil eran los que seguían a Jesús y un joven de entre la concurrencia traía consigo cinco piezas de pan y dos pescados.  ¡Eso es algo ridículo!  Nadie puede alimentar a cinco mil personas con sólo unas piezas de pan y dos pescados.  Sin embargo, el evangelio nos dice que así sucedió.

Desde luego, escuchamos estas lecturas año tras año y probablemente no les ponemos mucha atención.  Si cuando salgamos de la Iglesia esta mañana nos encontramos a alguien que no es Católico y nos pregunta, “¿Cuál fue el mensaje del evangelio de hoy? Y tu le dices lo que escuchaste, “El mensaje fue que Jesucristo alimento a cinco mil personas con cinco piezas de pan y dos pescados, ¿qué crees tu que te respondería?  Quizá te diga, “¡Eso es imposible! ¡Nadie puede hacer eso!”

Pues bien, Él lo hizo. Jesús hizo milagros, no para impresionar, sino para indicarle al pueblo Judío que lo que Él enseñaba era la verdad.  Por tanto, ¿qué creen ustedes que los dos mensajes de hoy nos quieren decir?  Lo que quieren decir es que nosotros también podemos reaccionar como Jesús lo hizo, preguntándonos, “¿Cómo puedo yo ayudar a otros que tienen necesidad?”

No podemos multiplicar dos pescados y unas piezas de pan para alimentar a cinco mil personas, pero podemos hacer uso de lo que tenemos para ayudar a otros que han sido menos afortunados que nosotros.  Por ejemplo: (indique algún ministerio de caridad que la Iglesia apoya. ¿Cuenta la parroquia con una despensa alimenticia, provee alimentos para los menos afortunados, especialmente en áreas de mucha pobreza? Alguna otra manera de ayudar a los menos afortunados.)

Cuando escuchamos hablar de Jesús ayudando a los menos afortunados, Él mismo nos está preguntando, “¿Qué es lo que has hecho por aquellos que necesitan nuestra ayuda? ¿Has tenido que dejar tu casa para ir a áreas de la comunidad donde la gente tiene hambre, donde la despensa alimenticia provee de alimentos para las familias con niños que dependen de otros para ayuda de ropa que es donada por otros que no la necesitan y cuya generosidad puede hacer la gran diferencia para esos niños cuyos padres no tienen la manera de comprarles lo que necesitan?

Piensen por un momento sobre la ropa que tienen en casa. ¿Contamos con algo que no nos hemos puesto en mucho tiempo…existe alguna ropa que ya no nos queda…hay algún mueble que alguien menos afortunado le gustaría tener?

Eso es lo que Jesús nos está diciendo a todos el día de hoy.  En lugar de sólo escuchar esas dos lecturas, por que no pensar en lo que podrías hacer en tu camino de regreso a casa. Pregúntale a tus niños, “¿Cuentan ustedes con algunas cosas que ya no necesitan pero creen que otros podrían ver como un regalo esa pieza de ropa que tu un día poseíste?

Cuando comas o meriendes el día de hoy, piensa en lo que significarían esos dos alimentos para aquellos que tienen hambre.  Me gustaría que la gente joven aquí presente con todo respeto le pregunten a sus padres, “Mamá, Papá, ¿ustedes creen que tenemos ropa, comida o muebles que ya no utilicemos y que podemos donarlo a otros que lo necesitan?”

En lugar de retirarse de la Misa y ni siquiera preguntarse lo que Jesús hizo, o no percatarnos que Su mensaje y milagros son un medio para animarnos. Permítele a toda tu familia discutir el tema sobre la manera en que el mensaje de Jesús se puede aplicar a nosotros y de qué manera cada miembro de la familia puede ser como Jesús…obsequia algo a alguien que lo necesita más que tu. En especial las cosas que cada uno de nosotros nunca más utilizaremos.

Lo que nuestra congregación puede lograr el día de hoy es hacerles pensar un poquito.  Podremos decir, “Pues bien, otras personas deberían de preocuparse de sí mismas.” ¿Fue acaso eso lo que Jesús dijo sobre las miles de personas que lo seguían?  ¿Dijo acaso, “Ya se acabo mi sermón, ahora vayan al McDonald’s y compren algo que comer?  Incluso hasta Felipe tuvo algo que decir, “No hay nada que podemos hacer. Ni siquiera doscientos denarios bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan.” A lo que Jesús respondió, “Díganle a la gente que se siente.”

¿Qué tal si nosotros aquí esta mañana, (tarde) tuviéramos el mismo pensamiento. Si dijéramos, “¿Qué podemos hacer como parroquia? ¿Podemos realizar el milagro de Jesús colaborando juntos para ayudar a otros? (Señale las distintas organizaciones o movimientos en su parroquia que están activos en distribuir alimento, ropa, pero que podrían hacer mucho más si cada uno estuviera más involucrado).

De nuevo, le pediría a los hijos e hijas presentes esta mañana que le pregunten a sus padres, “¿Creen ustedes que podrías ayudar a otros que no tienen lo que nosotros tenemos?”  Siguiendo el ejemplo de Jesús, “¿Creen ustedes que eso es lo que Jesús no está pidiendo que hagamos? Ayudaremos conforme podamos.”

Así es que por favor, hagan que toda la familia se haga esta pregunta, “¿Podríamos hacer lo que hizo Jesús?  Creo que el nos diría, “Claro que pueden. En mi nombre cada uno puede realizar milagros.”